Después que el CEO de Telefónica, Marc Murtra, le pidiera a los gobiernos de Europa que aprueben las consolidaciones que vienen dándose en el mercado de las telecomunicaciones de esa región, una entidad que nuclea a más de 800 proveedores de Internet de Europa se pronunció en contra de la concentración. Y le pidió a al Comisión Europea que, en vez de seguir la recomendación de las grandes telcos, busquen el modo de atraer a nuevos inversores al mercado, como fondos privados, de pensiones e, inclusive, empresas de energía.
La posición fue planteada por la European Local Fiber Alliance (ELFA), que nuclea a otras entidades, como la Asociación española de operadores locales de telecomunicaciones (Aotec), que consideró que deben priorizarse las inversiones a largo plazo que realizan todos los actores del mercado, antes que favorecer a viejos monopolios. Para ELFA, las grandes operadoras no invirtieron a tiempo en infraestructuras preparadas para el futuro.
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En un documento de tres páginas, la entidad fue clara, concisa y contudente. Subrayó que los 27 mercados de la Unión Europea (UE) presentan suficiente heterogeneidad en términos de oferta y demanda, modelos de negocio, comportamiento del consumidor, arquitecturas de red y enfoques regulatorios.
Por eso, consideró que cualquier iniciativa política que intente facilitar la consolidación transfronteriza probablemente fracasará y, por lo tanto, la rechaza. Por el contrario, la entidad fue tajante al señalar que cualquier cuestión relativa a la consolidación transfronteriza debe abordarse en términos de mercado y dentro del marco legal de la competencia a nivel nacional y europeo.
Como contrapropuesta a la concentración que hoy protagonizan Vodafone y Telefónica con Fiberpass, la MasOrange ya consolidada con Vodafone, y de la que también parece simpatizar DT, y otras grandes prestadoras europeas, ELFA apuntó su convicción de que los mercados nacionales de telecomunicaciones seguirán siendo fuertes más allá de 2030. Y fundamentó que los consumidores seguirán orientándose principalmente hacia servicios y redes de origen local, regional y nacional.
Constructores de banda ancha
Esta posición se fundamenta en la amplia representatividad de la organización, que nuclea a más de 800 operadores que construyen redes de fibra locales y regionales. Fortaleza que parece residir en la diversidad de este ecosistema que ha fomentado con éxito el despliegue de fibra y sigue haciéndolo, además de ofrecer a los clientes múltiples opciones de proveedores y una mayor competencia de precios. Un ejemplo que en América latina se ve con claridad en Brasil: los pequeños prestadores de Internet son responsables de más del 50 por ciento de las redes de banda ancha de ese país.
Como forma de que su posición sea tomada en cuenta, ELFA también expresó sus dudas sobre la conveniencia de iniciativas políticas para promover la consolidación transfronteriza por cuatro razones que puntualizó una por una.
La primera de ellas, en términos de seguridad y resiliencia. Indicó que, dada la criticidad de las infraestructuras de comunicaciones y la rápida evolución de las amenazas, una mayor consolidación transfronteriza con una propiedad más compleja y opaca podría no ser la solución más adecuada. ELFA cree que la propiedad local y regional desempeña un papel crucial para garantizar la operatividad de la infraestructura crítica incluso en tiempos de crisis.
En ese punto, destacó que las redes descentralizadas permiten una mayor flexibilidad y adaptabilidad ya que mantienen los servicios de comunicación vitales de forma independiente ante grandes interrupciones, lo que mejora la seguridad nacional al reducir la dependencia de sistemas centralizados más vulnerables. Por eso, propuso que para fortalecer la resiliencia europea, las políticas deberían apoyar estructuras de propiedad diversificadas e inversión local en lugar de la consolidación a gran escala.´
La segunda razón tiene que ver con la confianza ciudadana. En este punto, la entidad subrayó que para que la transformación digital tenga éxito, es fundamental construir la confianza de los ciudadanos en una sociedad digitalizada. Y planteó que sólo la transparencia y la simplicidad impulsarán esta confianza. Eso habilitará, a su vez, que los ciudadanos pueden apoyarse más en servicios digitales de empresas cercanas a ellos, ya sea geográficamente o por valores compartidos. Una postura que, por caso, suelen defender los pequeños prestadores de Internet y las cooperativas de telecomunicaciones de la Argentina.
El tercer motivo expuesto por ELFA se vincula con la distorsión de la competencia. La concentración se traduce en menor competencia y, por ello, en menor inversión, menor innovación y menor bienestar del consumidor. La Alianza advirtió del riesgo significativo de que esto contrarreste las medidas regulatorias existentes y nuevas para aumentar la competencia en los mercados de telecomunicaciones en beneficio de ciudadanos y empresas.
La cuarta razón se vincula con la escala y la competencia efectiva. ELFA admitió que la escala puede ser necesaria para atraer capital de inversión, cumplir con mayores requisitos regulatorios y afrontar las actualizaciones tecnológicas de las redes. Pero no le parece que las iniciativas políticas forzadas para promover la consolidación transfronteriza sean el camino correcto a seguir, ya que podrían tener consecuencias negativas en términos de menor competencia y precios más altos para los consumidores.
Competencia e inversión
Como se observa, ELFA defiende un enfoque basado en el mercado y la competencia dentro de los marcos legales existentes. Que se haya mencionado la presencia de Aotec (Asociación Nacional de Operadores de Telecomunicaciones y Servicios de Internet) de esta entidad, no es casual. En España se está dando el proceso de consolidación del sector más agresivo dentro de la UE. La creación de empresas conjuntas entre grandes operadores como Vodafone, MásOrange y Telefónica para el despliegue y gestión de infraestructura de fibra óptica, así como la posible compartición de infraestructuras, reflejan una estrategia de ganar escala y optimizar inversiones dentro del contexto nacional. La pregunta es si esto realmente ocurrirá.
Estos movimientos en España podrían interpretarse como una respuesta pragmática a las particularidades del mercado nacional, buscando eficiencias y sinergias entre operadores ya establecidos. Si bien no se trata de consolidación transfronteriza en el sentido estricto que aborda el documento de ELFA, sí representan una forma de concentración de activos e infraestructuras que podría tener implicaciones en la competencia y la oferta de servicios a los consumidores españoles.
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La discusión que plantea la ELFA es absolutamente válida, y obliga a pensar en lo que también está sucediendo en América latina. Los movimientos en mercados nacionales como el español demuestran que la reconfiguración del sector telco está en marcha mediante formas de colaboración y concentración que buscan fortalecer la posición de los operadores en un entorno cada vez más competitivo y con crecientes demandas de inversión en infraestructura de nueva generación.
Queda por ver cómo estos movimientos a nivel nacional se desarrollarán y si influirán en el debate más amplio sobre la futura estructura del mercado de telecomunicaciones europeo. Si traerán, efectivamente, más inversiones y mejoras a los servicios que se brindan a los consumidores.
Un panorama que también debe observarse en América latina donde los niveles de inversión están lejos de ser los europeos. También el poder adquisitivo de su población. Con procesos de consolidación muy fuertes en Argentina, Colombia y Panamá por ahora, resta ver cómo continuará el proceso de desinversión de Telefónica en los mercados de los que todavía no se fue. Y hacerse las mismas preguntas que en Europa, pero con los datos macro y micro de América latina.
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