Desde el inicio de los tiempos de la telefonía móvil el RAN ha sido el gran protagonista en casi todos los sentidos, sin embargo parece que ha llegado la hora de establecer una nueva estrategia donde el core de la red empiece a adquirir más protagonismo, pues es en él donde yacen las posibles respuestas que mejoren la situación de los operadores, entre ellas la monetización.
Y las decisiones actuales de los grandes operadores europeos y globales sobre la implementación del core de red 5G ya ofrecen pistas clave sobre el rumbo que podría tomar su evolución e importancia hacia el core de las redes 6G. Si bien las arquitecturas y los estándares de 6G aún están en desarrollo, las maniobras tecnológicas y comerciales de empresas como Telefónica, Vodafone, Deutsche Telekom (DT) y Orange , entre otras, delinean escenarios probables para la próxima generación de redes.
La apuesta de O2 Telefónica en Alemania por un core 5G en la nube pública de Amazon Web Services (AWS) es vista por muchos analistas como una señal de lo que vendrá. En comunicados oficiales, Telefónica y AWS detallan una arquitectura basada en microservicios, contenedores y automatización mediante herramientas CI/CD, todo ello respaldado por un robusto marco de seguridad. Aunque este despliegue responde a necesidades del presente, también sienta las bases técnicas para una transición natural hacia el 6G.
Otros operadores exploran caminos diferentes pero complementarios. DT, por ejemplo, ha trabajado con Google Cloud y Mavenir para probar entornos de edge cloud y network slicing en laboratorios europeos, según se desprende de varios comunicados. Este enfoque, centrado en la distribución inteligente de funciones de red y el uso de inteligencia artificial (IA), se alinea con los principios que muchos esperan para la 6G: ultra baja latencia, redes auto-gestionadas y capacidad para adaptar funciones en tiempo real según la demanda.
Orange, por su parte, ha propuesto una estrategia mayorista con su modelo Core Network as a Service (CNaaS), que permite desplegar cores 5G en la nube en cuestión de minutos. En información difundida por Orange Wholesale, se subraya la eliminación de infraestructura física mediante una interfaz basada en la nube. Este modelo anticipa un futuro en el que las funciones de red podrían convertirse en commodities programables, disponibles bajo demanda, un concepto que encaja con la lógica modular que se proyecta para el 6G.
En Estados Unidos y Asia, operadores como DISH Network, NTT DOCOMO y e& también avanzan hacia un core plenamente cloudificado. Comunicados de AWS y Nokia confirman que estos operadores están construyendo cores 5G completamente nativos de la nube, lo que sugiere que en mercados sin herencia de infraestructura legada, la adopción del paradigma cloud para el core ya no es solo una posibilidad, sino una ventaja competitiva.
Sin embargo, la diversidad de enfoques también revela los desafíos para una transición unificada hacia 6G. Vodafone, por ejemplo, ha optado en España por un despliegue de un core 5G tradicional con Ericsson, según anunció en su propia página web. El foco está en funciones avanzadas como el slicing y la mejora de experiencia del usuario, pero sin adoptar la nube pública. Esto indica que la coexistencia de nubes privadas, modelos híbridos y soluciones on-premise seguirá siendo parte del paisaje incluso en la próxima década.
Documentos técnicos de la GSMA y agencias como ENISA destacan los factores que condicionan estas decisiones: seguridad, soberanía de datos, latencia y complejidad operativa. Las preocupaciones regulatorias y la necesidad de controlar los datos en jurisdicciones específicas podrían limitar una migración completa a la nube en el corto plazo, incluso si la 6G está diseñada para operar en entornos completamente virtualizados.
La evolución del core 5G hacia la 6G estará marcada por la consolidación de arquitecturas nativas de la nube, una mayor automatización mediante IA y una fragmentación funcional impulsada por el edge computing. Las estrategias actuales de los operadores ofrecen un mapa de ruta probable: un ecosistema en el que el core de red ya no será un conjunto de servidores fijos, sino un sistema distribuido, inteligente y bajo demanda, preparado para habilitar las aplicaciones de la próxima década.
Y si esta estrategia del core no desatasca la monetización que Dios nos pille confesados a todos.