En un movimiento que pone de relieve la creciente interdependencia digital entre Asia y América del Norte, cuatro gigantes del sector de las telecomunicaciones —Chunghwa Telecom (Taiwán), SK Broadband (Corea del Sur), SoftBank (Japón) y Verizon Business Global (Estados Unidos)— han anunciado la creación del Consorcio E2A, destinado a construir un cable submarino de alta capacidad. La noticia fue confirmada en un comunicado conjunto difundido por los socios fundadores.
Este proyecto responde a una necesidad concreta: reforzar la infraestructura que sustenta la economía digital global. Según se indica en el comunicado de prensa emitido por Chunghwa Telecom, el sistema de cableado submarino E2A proporcionará conectividad de baja latencia y alta capacidad, factores críticos en la era de la inteligencia artificial (IA), la computación en la nube y las redes 5G.
La infraestructura propuesta contempla una extensión de aproximadamente 12.500 kilómetros de fibra óptica submarina, con puntos de conexión en Taiwán, Corea del Sur, Japón y la costa oeste de Estados Unidos. De acuerdo con la información proporcionada por SK Broadband, el sistema integrará 12 pares de fibra y utilizará tecnología de alimentación de energía de 18kV, permitiendo una capacidad de transmisión que supera los 192 terabits por segundo.
El consorcio ha seleccionado a Alcatel Submarine Networks (ASN) para el diseño y despliegue del sistema, según detalla SoftBank en su comunicado. El proyecto contempla una arquitectura abierta y escalable, pensada para facilitar la interconexión con otros cables existentes y futuros, como el SJC2 y el Apricot, que también aterrizan en Taiwán.
Verizon, por su parte, destacó en su comunicado que esta inversión forma parte de su estrategia global para fortalecer la resiliencia de sus redes. Al permitir rutas de tráfico redundantes entre Asia y América del Norte, el E2A reducirá la vulnerabilidad frente a cortes o incidentes técnicos, un factor especialmente relevante en un contexto geopolítico cada vez más incierto.
Más allá de los aspectos técnicos, la alianza entre estas cuatro empresas refleja una tendencia más amplia hacia la formación de consorcios internacionales para abordar proyectos de infraestructura digital a gran escala. Esta orientación colaborativa ha sido observada también en proyectos como el cable ADC o el sistema Apricot, donde operadores y gigantes tecnológicos como Meta y Google han unido fuerzas para compartir riesgos y beneficios.
Según declaraciones de los miembros del consorcio recogidas en sus respectivos comunicados, uno de los objetivos clave del proyecto es posicionar a Taiwán como un hub regional de conectividad. La isla ya alberga varias conexiones internacionales, y con el E2A se consolidaría como un nodo estratégico en la red de telecomunicaciones del Pacífico.
La puesta en servicio del sistema (Ready for Service) está prevista para la segunda mitad de 2028, lo que refleja tanto la complejidad técnica del proyecto como los plazos habituales para la implementación de infraestructuras submarinas de esta magnitud.
En cuanto al impacto en el mercado, expertos señalan que el aumento de capacidad en la ruta Asia-América del Norte podría traducirse en una mayor competencia entre operadores y proveedores de contenido. Aunque no se ha divulgado información sobre tarifas, desde el punto de vista económico, un incremento en la oferta de ancho de banda suele tener un efecto moderador en los precios, beneficiando indirectamente a los consumidores.
El Consorcio E2A también se alinea con los esfuerzos globales por reducir la huella ambiental de las telecomunicaciones. Según subraya Chunghwa Telecom, el sistema incorporará principios de diseño sostenible, una tendencia que va cobrando fuerza a medida que el volumen de datos transmitidos por redes globales continúa aumentando exponencialmente.
Sin embargo, no todo es promesa y optimismo. El proyecto enfrenta desafíos considerables, incluyendo posibles obstáculos regulatorios. En Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) ha reforzado su escrutinio sobre los cables submarinos, en parte debido a preocupaciones de seguridad nacional. Aunque hasta ahora no se han emitido objeciones públicas, es previsible que las autoridades de varios países evalúen el impacto geoestratégico del nuevo cable.
Por otra parte, el contexto internacional añade una capa de complejidad. Las tensiones entre Estados Unidos y China, así como las preocupaciones sobre la soberanía digital, podrían influir en la evolución del proyecto. Si bien estas cuestiones no han sido abordadas directamente en los comunicados del consorcio, los analistas coinciden en que los riesgos geopolíticos no pueden ignorarse.
Aun así, el consenso entre las empresas participantes parece claro: la conectividad internacional es demasiado importante para dejarla a merced de una arquitectura fragmentada y vulnerable. Como indicó Verizon en su anuncio, la resiliencia digital requiere inversiones sostenidas y alianzas globales, particularmente en una era donde la IA y el big data transforman industrias completas.
A falta de comentarios formales por parte de los organismos reguladores o de competidores directos, las reacciones iniciales en la industria han sido de expectativa cautelosa. Es probable que otros operadores analicen con atención el desarrollo del E2A y consideren proyectos similares para no quedar rezagados tecnológicamente.