“El regulador debe tomar claridad de que las cosas cambiaron, que cambiaron totalmente y que cambiaron para siempre”

Los desafíos vinculados a la sustentabilidad económica de la industria y al impacto que puedan generar en las inversiones las consolidaciones de mercado que se suceden en la región desde hace meses, pero también las coyunturas macroeconómicas, el costo del espectro radioeléctrico y el rol de los reguladores, fueron algunos de los temas que abordó y definió Maryleana Méndez, secretaria General de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (Asiet), en diálogo con TeleSemana.com. En su mirada, el mundo, la región y la industria enfrentan un cambio de paradigma tal que involucra reestudiar tanto a los mercados como a los territorios, pero a través de una nueva forma de abordaje, más digital.

¿Cómo valora el estado general de la industria en la región, en términos de sustentabilidad económica, el ánimo de inversiones y las coyunturas?

Creo que es muy relevante poner en valor, primero, que la de telecomunicaciones es una industria con vocación de inversión, que ha permitido que hoy América latina goce de tener el 95 por ciento de su población cubierta por al menos una red móvil con capacidad de internet.

Esto da una idea de que, a pesar de la complejidad geográfica que tenemos y la diversidad de marcos normativos que nos dice cómo es la industria, también que es una industria intensiva en capital, que tiene economías de escala y que tiene vocación de universalidad porque, incluso, contribuye directamente con parte de sus ingresos brutos para lograrla. Con todos estos elementos, damos fe, porque los datos lo dicen, que la inversión se ha ralentizado.

Y se ha ralentizado en momentos en los que, probablemente, el grueso de la inversión ha sido para el desarrollo de nuevas tecnologías, pero también la que se hace en espectro radioeléctrico. Entonces, tenemos por un lado una industria que se ve dispuesta a invertir y, por otro lado, una inversión que llega a un tope.

¿Por qué llega a ese tope?

Tenemos, por un lado, temas de carácter regulatorio. Sigue siendo una industria fuertemente regulada, que incluso en algunos países está restringida la inversión extranjera directa para telecomunicaciones. Y, por otro lado, con una fuerte presión sobre las redes actuales, pero sobre todo, sobre las redes de futuro en cuanto a capacidad, a tiempo de respuesta, a conectividad de mayor cantidad de usuarios; sumado a la incorporación de otras tecnologías a las redes y a los usuarios de estas redes.

Sí, estamos en una situación compleja que se refleja en el valor de las empresas, en el valor de las acciones. América latina, en general requiere hacer un alto en el camino y revisar aquellos elementos de que los Estados tienen a mano a efectos de revertir esta situación, para garantizar que tengamos la infraestructura tecnológica que nos permita proyectarnos hacia el futuro, hacia un uso más amplio de las tecnologías digitales.

Hoy, precisamente, se desarrollaba en Cepal (N. de R.: siglas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe) una consulta de la UNTAC (N. de R.: siglas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) sobre inversión extranjera directa, sobre la parte de la economía digital, y ellos hablan de núcleo. ¿Cuál es el núcleo de las tecnologías digitales? Cuando hablan de núcleo lo hacen en un aspecto un poco más amplio, de cuando ya hablamos de gobierno digital, de comercio digital, y hasta de agricultura digitalizada, etcétera. Es el mismo concepto que está usando Cepal, sólo que con otro formato.

Y lo que yo les decía era que las telecomunicaciones son el núcleo del núcleo, son el primer componente o la primera pieza, y si a esa pieza no la logramos consolidar, en el sentido de que efectivamente sea un mercado sano, que pueda y tenga capacidad de inversión, capacidad de crecimiento, vamos a tener problemas con las otras piezas del rompecabezas, porque es malo el basamento. Y creo que ahí, el rol de los Estados es central y fundamental.

Hay dos temas que surgen a partir de esto: por un lado, el vinculado al costo del espectro y, por el otro, el del sostenimiento de las redes, ¿cómo observa que avanzan esas discusiones?

En cuanto al espectro radioeléctrico: efectivamente, hemos visto un cambio, que ha sido paulatino pero que involucra un cambio al fin y que está dado porque en la mayoría de las asignaciones de espectro que tuvimos, probablemente todas posteriores a la realizada en Brasil, se ponderó un 10 por ciento de pago directo y un 90 por ciento en obligaciones, con extensiones de plazo de asignación de tal forma que se logre una mejor ecuación a la hora de que el operador pueda ofertar por ese espectro.

Luego, sucedió en Colombia, donde también se da un 10/90, con la adición de que el pago del espectro se hace a lo largo de muchos años. Y también vemos el caso costarricense, donde es la misma tendencia de 10/90. Aún así, muchas veces las obligaciones son tan onerosas que  queda espectro sobre la mesa, pudiendo estar asignado a operadores que le den valor. Si lo vemos en el caso costarricense, quedó espectro en bandas bajas porque las obligaciones asignadas al espectro radioeléctrico son muy fuertes.

Entonces, evidentemente, desde la perspectiva del operador, hay que hacer un balance a efecto de no caer en el error que se cayó allá por los años 2000, que es lo que todavía seguimos arrastrando, también en Europa y en otros países. Tenemos el caso de Estados Unidos, que hoy ya habla de desregulación, pero que desde mucho antes vende el espectro y que el operador que lo adquiere puede intercambiarlo, es un activo suyo; el concepto es distinto.

En forma lenta pero paulatina, hemos cambiado el enfoque del espectro radioeléctrico. Seguimos observando con mucha preocupación lo que sucede en México, donde no es un asunto de costos de asignación, sino de pago de derechos que desde hace dos años está estacionado y sin bajar. ¿Qué es lo que hace eso? Bueno, que los Estados tengan espectro sin explotar y que, si no se usa, no vale nada, porque no es un recurso que se almacena, o que toma valor. Sencillamente, si no se usa, no tiene ningún valor para el Estado.

¿Y respecto a la discusión en torno al sostenimiento de las redes y la contribución justa, o fair share?

Creo que ahí hay un elemento central y fundamental en reconocer que el Estado, primero, tenga capacidad de estudiar los mercados digitales. Ese es el primer gran paso, que están dando Brasil, Colombia y Perú, que van en esa dirección de estudiar los mercados digitales, entendiendo que son mercados de doble lado: en el centro, están las redes de telecomunicaciones, de un lado las plataformas y, del otro lado, los usuarios finales. Pero quien proporciona la infraestructura debería recibir este pago, cosa que no está sucediendo del todo.

Aquí hay que meterse a estudiar los mercados digitales, pero no desde la perspectiva únicamente del presente sino de qué va a pasar a futuro con las redes de telecomunicaciones. Hay estudios, como el de Nokia, que nos dicen que se va a requerir cada vez más capacidad en las redes, que deberán ser más resilientes y con muy baja latencia… etcétera, etcétera, para recibir una nueva ola de demanda de recursos de la inteligencia artificial. Creo que esto se debe acometer.

En realidad, creo que tenemos tres grandes aspectos que atacar.

¿Cuáles tres?

La regulación, para que promueva la inversión. Inclusive, en algunos marcos normativos ya existe esa obligación u objetivo de promover la inversión. Hay que hacer una mejora regulatoria integral, es decir, eliminar toda aquella regulación innecesaria, que es muy costosa y que realmente su costo-beneficio no es consistente o equivalente. Y, después, tenemos regulación obsoleta, que hay que atacar de inmediato.

Podemos mencionar, guías telefónicas, teléfonos públicos, porque todavía hay obligaciones en ciertos países de tener teléfonos públicos en lugares en los que ya llegó la telefonía móvil. Y por ese teléfono público, que es vandalizado y deja de funcionar, se multa al operador, pero resulta que ese teléfono no originó ninguna llamada durante un mes. Eso tiene un costo, de personas o de una compañía tercerizada que vaya, revise y mantenga, aún cuando no le está agregando valor a nadie.

Esto, por mencionar uno de muchos ejemplos de regulación que debe ser eliminada prácticamente, o transformada. Después, ya nos metemos en capas más sensibles de la regulación, como los reportes de datos, que son muy costosos para los operadores, y cuando uno ve las estadísticas, no necesariamente estamos viendo reflejada toda esa información que se entrega y, ahí creo que es necesario armar mesas de trabajo y buscar un punto apropiado.

Luego, el espectro radioeléctrico, del que ya hablamos. Y el tercer aspecto es la corresponsabilidad de todos los actores, que no es que no termina de concretarse. Yo diría, que empieza a concretarse o que debería empezar a concretarse.  Al igual que sucedió en el espectro radioeléctrico, la salida de Brasil es muy esperada: ver cómo un país tan grande logra enfocar este tema con la ventaja que tiene, de que su mercado le protege.

El de Brasil es un mercado tan grande que acompaña las medidas porque han demostrado que son medidas balanceadas, bien informadas, con participación abierta de todos los actores, etcétera. Creo que es uno de los hitos que estamos esperando que se concrete este año. Por su puesto, sin menospreciar todos los esfuerzos que se están haciendo en otros países, pero creo que provocará una mirada, al menos una mirada distinta, a un sector que lo necesita.

¿Qué pertinencia tienen los reguladores en esta coyuntura que parece bisagra, cuyo rol parece en discusión? ¿Qué desafíos advierten?

Coincido totalmente, el regulador está en un momento crítico porque debe empezar a voltear la mirada, y no sólo voltearla, ampliarla. Es un momento en que el regulador debe tomar claridad de que las cosas cambiaron, que cambiaron totalmente, y que cambiaron para siempre. Que debe tener una mirada introspectiva, crítica hacia la regulación instalada, y a partir de ello, salir con nuevos planteos, nuevos mercados.

Por ejemplo, la CNMC (N. de R.: siglas de Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) de España, recientemente dijo que de los 18 mercados relevantes que tenían pasaron a tener un mercado y medio, con regulación exante, y están pensando en los mercados digitales. Creo que es momento de que los reguladores retomen los conceptos y amplíen su mirada, que propongan ajustes y cambios a sus marcos normativos.

El derecho romano nuestro dice a la administración pública, “usted puede hacer todo aquello que le es permitido, nada más”, y que si no está en la normativa, pues no se podrá hacer.

Este es un momento muy relevante para los reguladores, porque es un momento también para unirse y lograr una América latina más digital y más homogénea en cuanto a, al menos, los principios que rigen los mercados digitales e incluyendo a este mercado de las telecomunicaciones.  Y la actuación que se prevé en estas negociaciones, por parte del regulador, sigue siendo muy relevante, porque es el rol de un árbitro.

Por ejemplo del acuerdo entre Telefónica y Meta, si coinciden será un contrato privado que se firma entre las partes pero ¿qué pasa si no se ponen de acuerdo? ¿Qué pasa si no llegan a un punto de encuentro? Ahí se hace una intervención subsidiaria del regulador, donde el regulador entra como un árbitro, ve las opciones, escoge una y la formaliza.

Es muy importante aclarar que no se empuja a que las plataformas tengan más regulación, sino a que efectivamente tengan la disposición de negociar y no de llegar a acuerdos que tengan esa intervención subsidiaria del regulador. Para un operador puede ser un tipo de solución, para otro puede ser otra la solución, dependerá del país, del tipo de tráfico, de la cantidad de CDNs que tenga, etcétera.

¿El camino es largo? Sí, el camino es largo. ¿Es necesario? Sí, es necesario. ¿Qué debe ser una solución latinoamericana? Debe ser una solución latinoamericana, porque no estamos ni en el mercado americano (N de R.: refiere al mercado norteamericano), ni en el mercado europeo. Estamos en un mercado distinto y creo que la conversación entre reguladores, el intercambio de buenas prácticas, y la conversación productiva con la industria, es esencial.

Para terminar, una pregunta que quizá sea un poco incómoda: en algunos aspectos la industria reclama mucha regulación, pero en otros, ninguna. ¿Qué tipo de regulador es el que aspira tener la industria, que mantenga su deber ser de veedor de control de aspectos que hacen a la vida en democracia, que no sólo regule para el mercado?  

Yo diría que lo que la industria necesita es una regulación apropiada. Apropiada para la realidad de mercado, apropiada para la innovación tecnológica, apropiada para garantizar la sostenibilidad de sus inversiones a futuro.

Muchas veces, cuando se hacen los análisis de los mercados y se identifica que hay competencia, incluyendo los elementos de las plataformas dentro de estos mercados, se libera de regulación a algunos de los actores de esta cadena. Menciono el caso brasileño con el mercado audiovisual, cuando estaban revisando (o están todavía porque no han sacado la resolución final), el programa general de metas de competencia.

Entonces se observa al mercado, pero no es un mercado en el que sólo hay operadores de infraestructura pura y dura. Hay otros: hay otros agentes dentro de ese mercado que son mucho más grandes, mucho más rentables y, entonces, se dice que el mercado cambió. ¿Qué es lo más apropiado desde el punto de vista del mercado en este momento? Eliminar barreras y obligaciones, porque el mercado es un mercado amplio.

Lo vemos en Brasil. Y si nos movemos a Uruguay, cuando se aprobó la fusión de las cableras de Montevideo, se utilizó ese mismo argumento, que había un mercado mucho más amplio. Entonces creo que ahí está el tema: ampliar la mirada significa que no seguimos solos en el juego, que en este partido hay muchos más jugadores. De ahí se deriva la idea de una regulación apropiada.

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Noelia Tellez Tejada se desempeña como Editora Adjunta en TeleSemana.com. Periodista y analista, acredita más de 20 años de labor ininterrumpida en medios gráficos, digitales y radiales. Está especializada en tecnología, negocios y telecomunicaciones. Su correo es [email protected]

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