Los operadores fallan en su lucha contra las emisiones: ¿falta de compromiso o estrategias fallidas?

La descarbonización de toda la cadena de valor sigue siendo un desafío complejo para las empresas de telecomunicaciones, pero un 60 por ciento de las emisiones de un operador integrado podría ser reducido a un costo inferior a US$100 por tonelada métrica de CO2, según el último informe “Telecom emissions: How to tackle the biggest challenges” publicado por McKinsey & Company.

Los operadores de telecomunicaciones han establecido objetivos ambiciosos para reducir su huella de carbono, aunque hasta ahora la mayoría se han centrado en las emisiones más fáciles de abordar. De acuerdo con el informe de McKinsey, algunos han logrado avances en la reducción de emisiones directas (Alcance 1) y en aquellas derivadas del consumo de energía (Alcance 2), pero pocos han abordado de manera integral las emisiones de su cadena de valor (Alcance 3), que representan la mayor parte de su huella de carbono.

Según el nuevo informe, el desafío podría intensificarse debido al aumento del tráfico de datos y a la construcción de infraestructura para redes 5G y 6G. Además, regulaciones más estrictas sobre emisiones en Europa y otras regiones exigen que las empresas aceleren su transición hacia modelos más sostenibles. El informe subraya que, a medida que se implementen requisitos obligatorios de informes climáticos, la falta de avances en descarbonización será cada vez más evidente.

Las empresas no solo enfrentan presiones regulatorias, sino también demandas de inversores y consumidores. El 45 por ciento de los clientes minoristas valoran la sostenibilidad en sus proveedores de telecomunicaciones, dice McKinsey. En 2024, algunas empresas detuvieron proyectos de centros de datos en Europa y Latinoamérica debido a preocupaciones ambientales. Este contexto ha llevado a los operadores a considerar estrategias de descarbonización más agresivas.

Para avanzar, los operadores deben entender su huella de carbono en detalle y las herramientas disponibles para reducirla. Priorizar y secuenciar inversiones sostenibles puede maximizar el impacto de los gastos de capital, según el informe de McKinsey.

Uno de los primeros pasos es adoptar energía renovable. McKinsey destaca que cambiar la red a energía verde podría reducir las emisiones del Alcance 2 hasta en un 20 por ciento. Empresas como Swisscom han operado con electricidad 100 por ciento renovable desde 2010, mientras que Telefónica Brasil (Vivo) ha desarrollado un programa de generación distribuida para abastecer el 20 por ciento de su consumo con energías limpias desde 2018.

Otra estrategia clave es la eficiencia energética. Según el informe, los operadores pueden reducir costos energéticos hasta en un 30 por ciento optimizando tecnologías, equipamiento y almacenamiento de energía. Orange ha implementado sistemas de “free cooling” en sus centros de datos, reduciendo el uso de aire acondicionado artificial en un 80 por ciento.

La compartición de infraestructura también juega un papel relevante. En Europa, alrededor de un tercio de los usuarios móviles ya están en infraestructuras compartidas, lo que genera ahorros anuales de 2.000 a 3.000 millones de dólares y evita hasta tres millones de toneladas de CO2.

El informe de McKinsey subraya que hasta un 60 por ciento de las emisiones de un operador provienen de su cadena de suministro. Reducir las emisiones de los fabricantes de dispositivos, equipos de red y materiales de construcción es clave. Algunas compañías han comenzado a trabajar con proveedores para impulsar el uso de materiales reciclados y energías renovables.

El mercado de dispositivos reacondicionados también está creciendo. McKinsey indica en su informe que los consumidores interesados en comprar teléfonos usados cuadruplican a los que efectivamente los adquieren. Empresas como BT Group recolectaron 2,4 millones de dispositivos en 2023, reutilizando el 71 por ciento.

El sector de telecomunicaciones aún está rezagado en gobernanza ambiental, social y corporativa (ESG), según el benchmark del informe de McKinsey. Para acelerar el impacto, las empresas deben reformular sus estructuras y procesos internos. Telefónica, por ejemplo, ha introducido precios internos de carbono para incentivar decisiones de compra sostenibles. El operador ha incorporado metas ESG en su sistema de remuneración variable, asignando hasta un 20 por ciento de las bonificaciones a la reducción de emisiones y satisfacción del cliente. Sin embargo, según McKinsey, esta es una excepción.

Si bien la descarbonización plantea desafíos, también ofrece oportunidades. El informe de McKinsey señala que hasta el 15 por ciento de las medidas de reducción de carbono pueden generar ahorros superiores a la inversión inicial. Las telecomunicaciones es una industria clave para la transición hacia economías bajas en carbono, y las empresas que adopten una postura proactiva podrán posicionarse como líderes en sostenibilidad y eficiencia operativa, concluye.

Tu opinión es importante ¿Qué te ha parecido este contenido?

0 0
Cuenta con más de 22 años de experiencia cubriendo el sector de las telecomunicaciones para América Latina. El Sr. Junquera ha viajado constantemente alrededor del mundo cubriendo los eventos de mayor relevancia para la industria en América, Europa y Asia. Su experiencia académica incluye un BA en periodismo escrito por la Universidad de Suffolk en Boston, MA, y un Master en Economía Internacional en la misma institución.

Recuperar contraseña

Por favor ingrese su nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirá un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.