En la misma semana que la industria de las telecomunicaciones se reúne al calor del MWC2025 de Barcelona, en Estados Unidos el presidente Donald Trump ofreció un discurso de una hora y media en el Congreso local, en el que estableció las bases de la estrategia que llevará adelante en este, su segundo mandato. Desde ese púlpito valoró “horrible” la Ley Chips y Ciencia y pidió su derogación.
“El sueño americano está en pleno apogeo, más grande y mejor que nunca”, dijo en los primeros minutos en los que también repasó algunas de las medidas que caracterizan esa valoración y pincelan la mirada: la salida del Acuerdo de París sobre el clima, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), por citar tres estrategias y foros que hacen al sistema humanitario internacional para fortalecer el sistema de salud pública global o mitigar el impacto del cambio climático. Marco en el que también repasó la estrategia arancelaria y destacó las inversiones que el país logró recaudar a manos de la política presentada como “América primero”.
“Gracias a la política de «América primero» que estamos aplicando, Estados Unidos ha recibido 1,7 billones de dólares en nuevas inversiones en las últimas semanas. La combinación de las elecciones y nuestras políticas económicas ha permitido a Softbank, una de las empresas más brillantes del mundo, anunciar una inversión de 200.000 millones de dólares. OpenAI y Oracle, Larry Ellison, aseguraron una inversión de 500.000 millones de dólares, algo que no habrían hecho si hubiera ganado Kamala” dijo y agregó que Apple comprometió una inversión de 500.000 millones de dólares en el país, para construir fábricas que estaban destinadas a erigirse en China. Algo similar destacó en relación a Taiwan Semiconductor, que también anticipó que desembolsará 165.000 millones de dólares para construir chips en el país.
“Y no les daremos dinero. Su ley chips es algo horrible, horrible. Damos cientos de miles de millones de dólares y no sirve para nada. Toman nuestro dinero y no lo gastan” dijo Trump en ese marco -cuya desgravación completa del discurso está disponible aquí– y apuntó “no necesitamos darles dinero; simplemente queremos proteger a nuestras empresas y a nuestra población, y vendrán porque no tendrán que pagar aranceles si construyen en Estados Unidos. Es increíble. Debería deshacerse de la ley chip y utilizar lo que queda, señor Presidente de la Cámara de Representantes, para reducir la deuda. O para cualquier otro propósito que desee”.
En sus tres años de vigencia, esta regulación conocida como Ley Chips y Ciencia, fue creada en tiempos de escasez de semiconductores que el mundo padeció junto con la pandemia por covid-19, pero que ya dio señales de recuperación. La regulación que hoy quiere desarmarse fue puente para que el país tendiera lazos con actores como India en la materia, pero que también resultó inspiradora en Europa en la tarea de impulsar el desarrollo de la cadena de suministros de semiconductores. Con todo, entre las empresas que recibieron aportes mediante esa legislación se enlistan Rocket Lab, TSMC, y que NVidia había cuestionado.
A la par, en Barcelona se desarrolla el MWC2025 y, en tándem, el gobierno estadounidense fijó las bases de su apuesta regulatoria, sobre todo de cara a las normas que se erijan en otras latitudes y que puedan impactar en sus empresas digitales, como las europeas Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés),o de Inteligencia Artificial, en vigor desde hace siete meses pero cuya primera flexibilización se haría en abril.