“Es a través de la economía del conocimiento que Uruguay puede dar un salto”

El Uruguay Innovation Hub es una iniciativa público-privada que, con poco más de un año y medio de vida, nació para apalancar el desarrollo de casos de uso concretos para la industria y con foco en las necesidades que imponía la quinta generación móvil, en tiempos de su subasta y habilitación espectral. Sin embargo, su foco ahora está concentrado en promover apuestas vinculadas a las tecnogías profundas, las verdes y la biotecnología, a través del apoyo al impulso emprendedor. En diálogo con TeleSemana.com, Sabrina Sauksteliskis, su directora Ejecutiva, reflexiona sobre la oportunidad que significa para el país el apostar por la economía del conocimiento, pero también sobre el rol del Estado y de las redes de telecomunicaciones, por valorarlos habilitadores estratégicos.

¿Cómo surge la iniciativa de desarrollar el Uruguay Innovation Hub?

La creación del hub es un paso más en la historia de innovación que Uruguay tiene en muchas áreas del conocimiento, en políticas sociales, en políticas educativas, en políticas energéticas. Uruguay, como país chiquito, fue siempre como un laboratorio de prueba y de iniciativas que fueron pioneras en su momento y que, luego, se transformaron en políticas públicas estables; y que después otros países llevaron adelante. Esto no quiere decir que somos un ejemplo a seguir; siempre con Uruguay va con la humildad que lo caracteriza. Pero sí es verdad que a veces nos cuesta darnos cuenta que fuimos pioneros en muchas cosas y que esto de la innovación no es algo nuevo.

¿Por ejemplo?

El voto de la mujer, en Uruguay se dio antes que en países como España u otros europeos. La educación pública gratuita y laica fue pionera en América latina en Uruguay; el Plan Ceibal es como una continuación del programa de One laptop per child, de Nicolás Negroponte. Esa entrega de dispositivos a chicos en edad escolar de todas las escuelas públicas del país, luego se fue transformando en, no solamente la entrega de dispositivos como un medio, sino como una plataforma de innovación educativa para poder transmitir muchos conocimientos a través de eso y lograr esa capilaridad de llegar a todos con enseñanza de pensamiento computacional, con inglés. Esto nos permitió que en la pandemia estemos prontos y que fuera uno de los países en los que menos días de clase se perdieron.

En temas de política energética, Uruguay es el segundo país en el mundo en tener su matriz de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables, después de Dinamarca. Y eso es algo que nos distingue; porque cuando se quiso hacer la primera transición energética, en pocos años pasamos de tener un porcentaje bajo de adopción a tener al 95,99 por ciento (dependiendo el momento del año) de uso de energías renovables.  También fue el primer país de América latina que tuvo la carrera de Ingeniería en Informática, allá por el 1967 y hoy hay ingenieros que tienen ochenta y pico de años y es raro, pero que son ingenieros en informática.

Todo esto hizo que hubiera un ecosistema de tecnología muy desarrollado en Uruguay desde hace muchos años. Por ejemplo, en el caso de inteligencia artificial, haya empresas que ya estén trabajando en el tema desde hace muchos años; lo que pasa es que no se conocía con ese nombre.

Entonces, parándonos sobre esas bases, sobre que Uruguay tiene agencias públicas y tiene iniciativas privadas que vienen trabajando en estos temas y dando apoyos en la validación de ideas en capital semilla desde hace muchos años, empezamos a notar en los últimos años, que llegaban iniciativas y que se iban agregando a este ecosistema porque tenía la parte tecnológica bastante fortalecida.

Y llegaron también muchos argentinos, muchos extranjeros que vinieron instalarse en Uruguay, fundadores de compañías o headquarters de empresas grandes que se instalaron en aquí porque vieron un campo fértil para poder llevar adelante sus emprendimientos.

¿Por qué lo vieron así?

Hay una mezcla de pilares que Uruguay tiene: de seguridad jurídica, de transparencia, de democracia, de estabilidad. Eso, que nos caracteriza como bastante quietos, es lo que muchas veces se viene a buscar cuando se está hablando de inversiones a largo plazo. Mezclado con el talento que hay en Uruguay y la calidad de vida. Entonces somos un lugar calmo en el medio de una América Latina, a veces, tan efervescente.

Entonces nos propusimos capitalizar esto de alguna manera. A eso se sumaron iniciativas que también fueron llegando e intereses de empresas que se quisieron instalar en Uruguay: como de Estados Unidos, está el caso del laboratorio de Microsoft.

Nos propusimos aprovechar todo esto, porque es la manera que Uruguay tiene para crecer.  No es a través de la industria tradicional, a la que a veces le cuesta la competitividad porque tenemos vecinos que son mucho más grandes y tienen otros recursos. Bueno, es a través de la economía del conocimiento, donde Uruguay realmente puede dar un salto y es donde realmente podemos llegar a competir, o sea produciendo conocimiento y transformando ese conocimiento en emprendimientos que puedan escalar globalmente. Entonces así surge este programa con esa necesidad, poniendo foco en tres áreas principales.

¿Qué áreas?

Una son las tecnologías profundas. Otra es la biotecnología, que en realidad es una tecnología profunda, pero que por sus características la tratamos como una vertical en particular. Y, la tercera, son las tecnologías verdes. Ponemos foco en esas tres áreas y ahí se desarrollaron una serie de instrumentos para poder ayudar a que Uruguay se transforme en un hub de innovación excelente.

También hay mucho desarrollo de infraestructura de telecomunicaciones en Uruguay: de cables submarinos, de 5G…

Es verdad que Uruguay tiene una conectividad que es maravillosa, o sea, el 99 por ciento creo que está cubierto fibra óptica en todo el país. En estos últimos tiempos se fue terminando de llegar a los últimos pueblitos necesarios y, en paralelo, se fue desplegando toda la red 5G, que también se estaba pronto, pero faltaba ese impulso (N. de R: de la subasta) para que se despliegue en todo el país.

Y los cables submarinos que fueron llegando o que ya estaban antes y que se fueron incorporando como una oferta, hacen que Uruguay sea un lugar que está muy bien conectado. La gente de aquí, cuando viaja al exterior, siente la diferencia de la conectividad en Uruguay versus la de otros países.

Todo esto les da mucho respaldo para pensar el desarrollo y la investigación en el camino a erigirse como hub digital. ¿En qué están trabajando específicamente?

En el programa tenemos cuatro objetivos. Uno es acelerar emprendimientos; el segundo es testear tecnologías; el tercero es ayudar a apalancar el financiamiento de privados en empresas, en startups; y el cuarto es un rol de conexión. Y, para eso, tenemos distintos instrumentos.

En el caso de aceleración, el Uruguay Innovation Hub apoya a emprendimientos que ya pasaron por su validación de mercado e hicimos un llamado internacional para traer una aceleradora para que se instale en el país y ayude a los emprendimientos, y les invierta.

Desde el programa co-invertimos en este programa de aceleración y también apoyamos esta aceleradora que se instala y que vino después un llamado, al que se presentaron 14 propuestas de muchos países. La ganadora fue OurCrowd, de Israel, que hizo un consorcio con una incubadora local llamada Ingenio, con el Centro de Innovación y Emprendimientos de la Universidad ORT y con Mana Tech de Miami, que es una organización que ayuda a hacer el desembarco de compañías en Estados Unidos.  Ese programa ya comenzó a funcionar y tiene una modalidad que primero eligen en qué empresas invertir y después las acelera.

El segundo programa que tenemos para aceleración se hizo a través de un llamado y ganó Grid, de Argentina, con gente de Uruguay, que se unieron para hacer un programa de company building de empresas de biotecnología. Ellos eligen empresas o grupos de investigación, y le ponen la pauta de management para poder generar emprendimientos y, ya comenzaron a funcionar también. Nosotros, como programa, los apoyamos en su instalación y vamos a invertir con ellos.

En el caso de la inversión, tenemos es un programa de machine fans donde invertimos con organizaciones de capital emprendedor. Pueden ser fondos de venture capital o de inversores ángeles y lo que evaluamos los antecedentes que tengan estos fondos en inversión. No es simplemente que pongan dinero en una compañía, sino que contribuyan a su desarrollo (con mentoreo, acercamiento de clientes o porque los ayudan a crecer). Nosotros evaluamos la trayectoria de estos fondos, que pasan por un comité técnico de evaluación y los cargamos en un registro propio. Cuando  tenemos una compañía para invertir, nosotros invertimos tickets de entre 75 y 500.000 dólares. Ese programa ya está funcionando, ya comenzamos a hacer inversiones y ya hay 12 fondos y más uno que se está sumando.

Esto apunta a startups de Uruguay, pero también a startups de la región que tengan en su plan venir a instalarse en Uruguay, no como mercado final sino como lugar desde donde poder escalar a América latina. Todos los programas tienen ese ese objetivo.

¿Y en cuanto al testeo?

Ahí lo que tenemos es una red de laboratorios abiertos que tienen diferentes modalidades, pero que buscan disponibilizar tecnologías, licenciamiento, mentoría y todo lo que sea necesario para bajar las barreras que tienen los emprendedores para desarrollar sus prototipos y pruebas de concepto. Ahí el que se destaca, quizás, es el laboratorio de Microsoft, de Inteligencia Artificial, que llegó a Uruguay en 2022 y que es el tercer destino de la empresa fuera de Estados Unidos. Estan en Munich, en Shanghai, y en Uruguay. Ahora se abrieron otros lugares, pero este es el único de habla hispana, el único en América latina, y allí se desarrollan pilotos de inteligencia artificial, de forma gratuita. Ese laboratorio se apoyó desde el programa para que se instale y, la verdad, es que son muchas las compañías que ya han pasado por ahí

Hay otro laboratorio que es una iniciativa público privada, que se llama Antel Open Digital Lab, que lo gerencia Antel, que ya empezó con un foco en 5G para Internet de las cosas, pero que fue pivoteando un poco y ya también está con desafíos de inteligencia artificial.

Y hay más…

Hay otros dos laboratorios de tecnologías vinculadas a la logística, que no es que están apoyados económicamente por el programa, pero si los agrupamos dentro de la oferta de laboratorios que hay disponibles en el país. Hay otro laboratorio de IBM, de inteligencia artificial,  que también disponibiliza pilotos para empresas corporativas, de forma gratuita. Y Además, hicimos un llamado para más propuestas de laboratorios, tuvimos 22 propuestas de todo tipo y bueno, y ya hay dos que están avanzando. Uno de semiconductores y otro de digamos de baterías, de parques fotovoltaicos de energía solar.

¿Y el cuarto punto, el de conectar?

Tenemos un espacio físico que es un hub que es un espacio de encuentro. Entendemos que, para hacer un hub tenemos que tener un lugar físico y que no se limite al programa, porque también tenemos acuerdo con organizaciones de otros departamentos y de otros parques científicos tecnológicos. Pero, tener un lugar propio en donde poder producir contenido y una agenda, ofrece una dinámica para todo el ecosistema: ser un punto de encuentro es importante. Entonces está nuestra oficina, está la aceleradora, tenemos espacio para startups que vienen de afuera para hacer soft landing y les ofrecemos venir e instalarse de forma gratuita para poder decidir después dónde quieren ir a trabajar, si se van a Punta del Este o si van al centro de la ciudad. Estos contenidos que te menciono a veces son propios y a veces son organizados por otros miembros del ecosistema que encuentran acá un lugar donde poder vincularse.

Estamos muy contentos y estamos haciendo acuerdos también con otros hubs de innovación de la región, para poder hacer intercambios.

Hace un momento hablabas de la iniciativa de Antel vinculada a 5G, pero que ahora viró un poco hacia la inteligencia artificial. En ese sentido, me interesa saber sobre los desarrollos específicos, por ejemplo, para la industria de las telecomunicaciones. Sobre todo porque, por ejemplo, 5G se presentó como una oportunidad para industrias verticales, pero esos casos de uso no terminan de ser lo que se esperaba. Las redes privadas, tampoco. Entonces, la mirada continúa muy pendiente de estos espacios de innovación que les permita crear esos casos de uso que le permita a los operadores, poder monetizar las inversiones que hicieron en estos despliegues. ¿Cómo ves ese desarrollo?

Si, el análisis que haces es exactamente así. Y, pensando en el laboratorio y en su génesis, creo que es en respuesta o en evidencia que justamente a eso, va por ese lugar. Cuando surge este laboratorio surge desde la Cámara Uruguaya de Software, planteando que había una necesidad de tener una red dedicada para poder hacer pruebas, por ejemplo, de Internet de las cosas. Entonces, lo que se hizo desde el Ministerio de Industria, que es donde yo formaba parte, fue pensar un lugar donde poder hacer esas pruebas. Luego, el LATU, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay, y que Antel ponga una red de 5G, y que la ANII, que es la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, financie estos pilotos.

El Ministerio de Industria, como definidor de la política, inició conversaciones también con la UTE, que es la empresa de energía del Estado, porque tenía unos 200.000 medidores inteligentes y toda data que se podía aprovechar. Conectarlo, podía ser un buen caso de uso. Y se fue, se instaló la antena, se abrió la oficina, se contrató a alguna persona y, realmente, como que costó encontrar esos casos de uso. Hay ejemplos con drones, algunos pilotos que se hicieron en un desde un comienzo, pero hoy, ese laboratorio ya dejó de ser específicamente de 5G, y pasó a llevar adelante iniciativas de inteligencia artificial con acuerdos que se hicieron con AWS, con Nvidia, con Qualcomm, con Google y con Microsoft mismo. Y esto de 5G está ahí, como a la espera también de casos de uso que vayan surgiendo.

También resulta muy oportuno el abordaje de la cuestión energética, que también va un poco de la mano con el desarrollo de la inteligencia artificial. Se presupone que por cada desarrollo, la inteligencia artificial consume un litro de agua; entonces ahí también hay que encontrar un punto medio y es uno de los desafíos de estos hubs digitales: encontrar respuesta y soluciones a eso.

Uruguay ahí tiene un buen posicionamiento en el tema. Muchos de los data centers están buscando que sea esa energía que consumen sea verde; sobre todo, para llegar a mejores financiamientos. Y Uruguay ya tiene esa energía verde. Lo que está pasando también, que lo vimos con el data center de Google, es que las tecnologías de enfriamiento que usan a veces consumen menos agua y son menos agresivas en ese sentido, o tienen otras tecnologías.

Desde mi punto de vista, para poder atraer otros desarrollos de ese tipo, porque aparte entiendo que estos data centers funcionan muchas veces en clusters, es que uniendo la energía verde, a la conectividad y a los cables submarinos que Uruguay tiene y la estabilidad que Uruguay ofrece, lo convierten un lugar interesante para poder atraer ese tipo de emprendimientos.

¿Qué planes tienen para 2025? 

Seguimos con estos programas de aceleración y de Company Building funcionando, y el de coinversión. La idea es seguir avanzando en esta dirección, sumar nuevas iniciativas y llenar de actividades la agenda, enfocada en las necesidades de los distintos públicos que tenemos (startups, inversores y empresas corporativas).

Vemos una oportunidad muy importante para el país, el desarrollo de la innovación abierta, porque es donde verdaderamente podemos ver que estos pilotos escalen a nivel de las empresas, de la economía real. Y que incorporen la innovación, no como un fin, sino como un medio para lograr eficiencias y bajar costos; para poder competir a nivel mundial con otras industrias, porque la competencia es el mundo, no otra empresa. Vemos que tenemos un desafío ahí, en tratar de que las empresas vean esto, no como una moda de la innovación, sino como algo bueno y necesario.

Si uno no se pone a tiro y no se anticipa a los cambios, a veces te pasa la ola, te quedas estático y, de repente, tenés un competidor que ya que te saca de la carrera. Sin ánimo de ser fatalista, creo que es verdad que hay que invertir un poco y que la innovación abierta lo que plantea es que uno no tiene por qué contar con esas mentes brillantes que estén pensando un área de innovación y desarrollo dentro de la empresa (sobre todo porque esto no está al alcance de las pymes, que son la mayoría de las empresas).  Pensar que una pyme tenga un área de innovación y de desarrollo es bastante improbable, pero en la academia hay emprendedores que están desarrollando y que son mucho más ágiles y mucho más ávidos de desarrollar soluciones, y uno les puede echar mano. Este es el desafío de poder acercarse a buscar esa innovación afuera y tratar de incorporarla para las empresas.

¿Qué rol tiene la política pública en la innovación?

La política pública es, justamente, un habilitador; viene a llenar espacios que son necesarios o a tomar riesgos que a veces el privado no toma. Y es que tiene que ser desde lo público, que se lo apalanque para que, una vez que eso empieza a funcionar, se corra el Estado y deje que el mercado funcione. Poner foco donde otros no se animan.

Quedaron en el tintero los desafíos…

Quedó en el tintero un desafío y es desde la política pública y también, desde la regulación: en facilitar que las cosas pasen. O sea, si nosotros fomentamos la innovación, pero después tenemos trabas a nivel regulatorio. Por ejemplo, si estamos hablando de biotecnología en la salud o en otra área, y desde el Ministerio de Ganadería o desde donde sea surgen trabas para poder hacer cosas nuevas; estamos como en un choque. Desde lo público, hay que facilitar que eso no ocurra, hay generar una regulación que sea más amigable para la innovación y ahí hay todo un desafío.

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Noelia Tellez Tejada se desempeña como Editora Adjunta en TeleSemana.com. Periodista y analista, acredita más de 20 años de labor ininterrumpida en medios gráficos, digitales y radiales. Está especializada en tecnología, negocios y telecomunicaciones. Su correo es [email protected]

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