“El mundo requiere no sólo medidas urgentes, sino también medidas socialmente justas, ambientalmente sostenibles y económicamente sólidas” es una de las primeras frases que se desprenden de la declaración final del G20, firmada este lunes en Rio de Janeiro, Brasil, y en el que los consensos de los primeros mandatarios de todo el mundo se encontraron en torno a la gobernanza global, la regulación de la inteligencia artificial (IA), la transición energética y las cuestiones medioambientales, entre otras urgencias.
El documento consensuado -disponible aquí– puso el énfasis en achicar la brechas y las disparidades entre las naciones: “Reconocemos que las crisis que enfrentamos no afectan al mundo por igual pero impactan de manera desproporcionada a los más pobres y a quienes ya se encuentran en situaciones vulnerables”.
A lo largo de sus 24 páginas, los 85 puntos acordados en el documento garantizan la continuidad de “nuestro compromiso de combatir el hambre, la pobreza y desigualdad, promover el desarrollo sostenible en sus dimensiones económica, cuestiones sociales y ambientales y reformar la gobernanza global”. Compromiso que fue el sello del traspaso de la presidencia del G20 que estuvo a cargo de Brasil este año y que será presidido por Sudáfrica en 2025.
Entre los consensos humanitarios que dejan este mandato se encuentra el haber logrado los votos positivos de 148 miembros, incluidos 82 países, para lanzar la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, con el objetivo erradicar el hambre en el mundo para 2030. Brecha madre de brechas.
En lo que a medioambiente refiere, se planteó la necesidad de fomentar la producción agrícola sostenible y el saneamiento de acuíferos para garantizar el acceso al agua potable, para los que se prevén financiamientos con recursos adicionales; y se reiteró el compromiso de lograr la neutralidad de carbono para mediados de siglo.
En ese sentido, también se inscribió la necesidad de avanzar con estrategias de transición energética y, con ello, la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La apuesta involucra triplicar la capacidad de energía renovable y duplicar la eficiencia energética media anual del planeta para 2030.
Además, IA y plataformas digitales
El desarrollo de la IA es un tema y un problema global. Por eso los países miembro del G20 consensuaron cooperar en achicar la brecha digital y reducir las desigualdades en el entorno digital. Reconocieron que a partir de la IA, las poblaciones pueden acceder a oportunidades económicas estratégicas pero que también se asiste a nuevos desafíos éticos y de riesgos que deben abordarse. Y, por ello, se creó un Grupo de Trabajo de Alto Nivel sobre Gobernanza de la Inteligencia Artificial. El tema ya es política pública en Brasil, con una estrategia de largo plazo.
“Reconocemos que el desarrollo, implementación y uso de tecnologías emergentes, incluida la inteligencia artificial, pueden ofrecer muchas oportunidades para trabajadores, y que también plantean preocupaciones éticas y riesgos para sus derechos y bienestar” dice el artículo 78 y continúa: “A medida que la IA y otras tecnologías continúan evolucionando, también es necesario para superar las brechas digitales, incluida la reducción a la mitad de la brecha digital de género para 2030, priorizar la inclusión de personas en situación de vulnerabilidad en el mercado laboral, así como garantizar el justo respeto a la propiedad intelectual, la protección de datos, privacidad y seguridad”.
Y agrega: “Acordamos defender y promover la IA responsables de mejorar los resultados en educación y salud, así como empoderamiento de la mujer. Reconocemos que la alfabetización y las habilidades en las tecnologías digitales son esenciales para lograr una inclusión digital significativa. Reconocemos que la integración de tecnologías en el lugar de trabajo tiene más éxito cuando incorpora observaciones y sugerencias de los trabajadores y así anima a las empresas a participar en el diálogo social y otras formas de consulta al integrar tecnologías digitales en el trabajo”.
“Nos comprometemos a aprovechar el potencial de las tecnologías digitales y emergentes para reducir las desigualdades. Reconocemos que la inclusión digital requiere conectividad universal y significativa, y que las soluciones de gobierno digital son esenciales para mejorar la vida de las personas protegiendo al mismo tiempo la privacidad, datos personales, derechos humanos y libertades fundamentales”, dijo este documento en su artículo 29 donde también se planteó la necesidad de discutir temas como los vinculados a la contribución de la infraestructura pública digital.
“Reconocemos que las plataformas digitales han remodelado el ecosistema digital y las interacciones en línea, amplificando la difusión de información y facilitar la comunicación dentro y a través de fronteras geográficas. Sin embargo, la digitalización del campo de la información y la acelerada evolución de las nuevas tecnologías, como inteligencia artificial, han impactado dramáticamente en la velocidad, escala y alcance de desinformación intencional y no intencionada, discurso de odio y otras formas de daño en línea”.
Y concluyó: “Destacamos la necesidad de transparencia y responsabilidad de plataformas digitales, en línea con las políticas pertinentes y los marcos legales aplicables, y trabajaremos con plataformas y partes interesadas relevantes (…) En el contexto del intercambio de datos, nosotros reafirmamos la importancia de facilitar los flujos de datos transfronterizos y el libre flujo de datos con confianza”.