Obligar a las big tech a pagar por el uso de la infraestructura de conectividad sumó un nuevo voto. Esta vez, de parte de Italia. El ministro de Industria, Adolfo Urso, dijo que Italia está analizando medidas para garantizar que las grandes empresas digitales compartan el costo de desarrollar la infraestructura de telecomunicaciones del país.
Esto sucede en un contexto en el que un grupo de operadoras de Europa está a favor de esta medida, mientras otro no está convencido de que esto sea una solución. El fair share o network fees -el nombre cambia según de las miradas de cada uno- tiene como objetivo que Google, Meta, Amazon, Microsoft y Apple paguen parte del costo de construcción de las redes. Las operadoras, como Telefónica, Deutsche Telekom, Telecom Italia y Orange sostienen que las big tech deben costear una parte de la construcción de las redes porque son las responsables del tráfico que se genera en ellas.
Imagen: Dan Moyle/Flickr
“Todos estamos trabajando en este tema. Es importante que vayamos en esta dirección”, dijo Urso a los periodistas en el marco de un evento realizado en Milán, según indicó la agencia Reuters. “Es lógico que las grandes tecnológicas contribuyan a la carga de trabajo que luego se confía a las grandes redes de telecomunicaciones”, añadió el funcionario.
¿Qué pasará con el hardware instalado?
La decisión de cobrarles, o no, a las big tech un canon para destinarlo a la construcción de redes es resistido tanto por estas compañías como por algunos referentes del sector, que consideran que eso podría ser dañino para el mismo sector de las telecomunicaciones.
Las compañías digitales argumentan que también costean parte de esa infraestructura: se refieren a los servidores que fueron instalando en la última década en distintos países para mejorar el acceso a sus productos y servicios. Hasta ahora, se ocuparon sin problemas de la actualización y mantenimiento de ese hardware pero, en el marco de la discusión, están poniendo en duda si continuarán realizando esa tarea, pudo saber TeleSemana.com de parte de quienes están participando en esta discusión.
Si dejan de hacerlo, las operadoras se verían obligados a montar ellos esa infraestructura cerca de sus centros neurálgicos para evitar perder calidad cuando proveen los servicios de las compañías digitales, como los de los contenidos. Esto podría impactar más negativamente en los ISPs más pequeños. También queda abierta la posibilidad de que surjan otras alternativas que se ocupen de esa cuestión, pero por ahora se trata de especulaciones.
La investigación sobre Google
Al volver la mirada sobre lo que sucede en Europa, se debe recordar que la discusión forma parte de la agenda de la Comisión Europea. En general, las propuestas giran en torno a que las big tech negocien condiciones técnicas y económicas para costear las redes. Andrea Dara, diputado por el partido Liga, sostuvo que su “propuesta pretende introducir una contribución de las plataformas en línea, los grandes motores de búsqueda en línea y los servicios de control de acceso para apoyar las inversiones en redes de comunicaciones electrónicas”.
Que, ahora, un funcionario italiano se exprese sobre el tema no parece ser casual. Google enfrenta en este país una investigación antimonopolio por posibles prácticas comerciales “engañosas y agresivas” vinculadas con las solicitudes de consentimiento que envía a sus usuarios respecto de sus datos.
“La solicitud de consentimiento que Google envía a sus usuarios para la vinculación de los servicios ofrecidos puede constituir una práctica comercial engañosa y agresiva”, dijo la autoridad de competencia italiana tres meses atrás. La investigación también aborda casos en los que Google busca el consentimiento para la “combinación” y el “uso cruzado” de datos personales en múltiples servicios, como Google y Youtube. La sospecha es que Google esté implementando las solicitudes de consentimiento de una manera que “podría condicionar la libertad de elección del consumidor promedio” al requerirles que permitan el uso de sus datos en múltiples servicios mientras usan solo uno.
La discusión general promete tornarse cada vez más tensa. Y hay quienes avizoran que esto terminará partiendo a Internet, con implicancias difíciles de imaginar en la actualidad. Es cierto que las operadoras de telecomunicaciones invierten montos elevadísimos en la construcción de nuevas redes y que sus ingresos están amesetados desde que se salió de la pandemia. También, que las big tech efectúan sus propias inversiones en infraestructura, como las CDN, el caché y los servidores que permiten bajar los costos de transporte y mejorar la calidad de los servicios. Sus ganancias todavía son bastante más importantes que las de las primeras, y parte de la discusión tiene mucho que ver con eso. Ahora Italia sumó su grano de pimienta a la cuestión.
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