Bolivia cuenta con algo más de 1,4 millones de accesos a banda ancha fija, lo que supone una penetración de un 42 por ciento sobre más de 3,3 millones de hogares. La mayoría de esas conexiones -más de 1,32 millones- son de fibra óptica. Si bien todavía hay espacio para seguir creciendo con el servicio, uno de los principales problemas que enfrenta el sector pasa por la salida internacional, dada la posición mediterránea de este país, y los desafíos que supone llegar a los puntos de amarre de los cables submarinos a un costo que también sea conveniente para los usuarios.
El tema fue planteado por Carlos Sanabria, gerente general del PIT Bolivia, el punto de intercambio de tráfico de ese país, desde el que se buscan alternativas para bajar los costos de transporte. El valor promedio del megabit en 2022 se ubicaba en 2,90 dólares, y la baja experimentada hasta ahora mostró el trabajo realizado por el sector en este tiempo para lograr esa mejora. Pero la reducción del precio del mega no fue suficiente. Ahora la dificultad pasa por el tipo de cambio, lo que obliga a diseñar de manera constante una estrategia que se traduzca en beneficios para todos.
En el marco de Lacnic 42, el encuentro anual que Lacnic organiza cada año en distintas ciudades de América latina y que este año le tocó a Asunción, en Paraguay, Sanabria dialogó con TeleSemana.com sobre cómo enfrentan las dificultades para expandir la conectividad en ese país. Especialmente, en un escenario donde la mayor parte de los accesos fijos son de fibra óptica pero la penetración de este servicio es de los más bajos de América latina, cuyo promedio ronda el 60 por ciento.
“El tipo de carne estaba en 6,97 bolivianos y ahora está en 10,8 bolivianos. Muchos proveedores de acceso a Internet pagan a sus proveedores de tránsito en dólares. La diferencia la están asumiendo ellos sin subir tarifas a los propios usuarios”, describió. Y esto es un punto a atender porque todos los proveedores de conectividad, tienen claro que deben encarar inversiones importantes tanto en redes de transporte como de acceso.
Recordó el caso de Entel Bolivia que, hasta hace unos años atrás, tenía solo unos 3.000 kilómetros de fibra óptica y tres salidas internacionales. “Pero han diversificado, han cerrado anillos, y han llegado a la mayoría de las capitales del municipio. En Bolivia somos casi más de 30.000 localidades y se ha llegado solamente a 25.000, porque obviamente hay localidades más pequeñas que otras”, apuntó.
Sin embargo este crecimiento estuvo, de alguna manera, monopolizado por un solo actor. “De los 3.000 kilómetros (se pasó a) un solo operador que ahorita tiene 30.000 kilómetros. No hay una lógica y eso me parece muy extraño en Bolivia. O sea, no hay una lógica de compartir infraestructura, pese a que la norma te obliga”, advirtió Sanabria.
La salida es con acuerdos
La salida internacional de Bolivia se concreta a través de acuerdos con proveedores de Chile, Perú y la Argentina, e inclusive Paraguay, aún cuando presenta dificultades similares a la hora de la salida internaconal por su posición mediterránea. “Nuestro problema es que, además del tránsito, nos cobra un adicional. Por eso el costo promedio termina siendo más alto que los países que tienen costa marítima”, explicó.
Lo cierto es que “al final del día, el usuario necesita Internet. Necesita comunicarse. Necesita desarrollar su actividad económica usando comunicaciones. Y a esa gente hay que darle el mejor servicio posible”, agregó.
Respecto de la velocidad, aseguró que también hubo mejoras porque, de hecho, los proveedores de Internet han concentrado esfuerzos en ello, manteniendo la tarifa en moneda local. Pero lo que se nota es que los otros países han mejorado mucho más que lo realizado por Bolivia.
Hacia adelante, el PIT de Bolivia quiere llegar a Santa Cruz con un nuevo nodo, lo mismo que en Tarija y en Cochabamba porque en todos esos lugares hay condiciones para desarrollar el punto de intercambio. Prevén llevar un servidor a Santa Cruz para tener redundancia a nivel de DNS y hacer que los operadores de esa ciudad puedan tener el tráfico a nivel local.
Sobre la relación que mantienen con la Autoridad de Transporte y Telecomunicaciones (ATT), que hace unas semanas anticipó que se avanzará con la licitación 5G en los próximos meses, cuestionó cuando se vuelve intrusivo. “O sea, está bien la regulación. Pero que no sea muy intrusiva y en algunos casos, no en todos. Pero tiene su parte intrusiva ad hoc. De hecho, como punto de intercambio nos hablan como si fuéramos un operador de telecomunicaciones”, apuntó, como muestra de las dificultades que a veces existen con los organismos y con el sector en general.
“Tratamos de llevar la fiesta en paz con todos, tener buenas relaciones con ellos, no solo con la ATT, sino también con algún servicio de telecomunicaciones. Y como no somos muchos, pues somo 64 sistemas autónomos, nos conocemos personalmente. Anteriormente trabajé 11 años en el regulador y eso me da un lugar privilegiado como para saber lo que es estar de un lado y del otro”, expresó.
Datos para seguir trabajando
Se estima que Bolivia cuenta con más de 100 proveedores de Internet, aunque no todos operan dentro de la legalidad establecida. En el PIT de Bolivia se concentran los 64 sistemas autónomos, de los cuales unos 15 lo hacen de manera directa.
Del total de ISPs que actúan en este país, siete poseen salida internacional propia por Perú. Entre todos, completan una red de fibra de 39.751 kilómetros, con ocho estaciones de transmision que permiten el despliegue de capacidad de 80 canales de 100 gigabits por segundo, es decir, unos ocho terabits por segundo. De esos más de 39.000 kilómetros, casi 21.000 son de larga distancia, 16.299 son de acceso y 2.293, de transporte.
El PIT, en tanto, tiene 11 salidas internacionales y entre los planes que analiza, se encuentra la intención de interconectar puntos de intercambio a nivel binacional, en un modelo similar al que hace unas semanas se concretó entre Argentina, Paraguay y Brasil.
Al ser consultado sobre qué le pediría al regulador para que las redes se desplieguen de manera más dinámica en Bolivia, Sanabria no dudó en la necesidad de que haya un trato diferenciado entre pequeños y grandes prestadores. Y lo describió con un ejemplo: “Hay una Entel que tiene más de 6 millones de conexiones de Internet y por ejemplo, hay un Mega, que no llega ni a 2000, pero son las mismas reglas para los dos. Te piden un sistema de contabilidad regulatoria que se llama Circus, que tiene drivers, que tiene toda una ciencia detrás. Y a Mega le piden lo mismo que a Entel”.
Por eso, y porque su paso por el regulador lo autoriza, Sanabria consideró que “una sugerencia sería que, por ejemplo, el desarrollo de más operadores da más competencia, y mayor beneficio para el consumidor. O sea, la idea sería que las reglas para los más pequeños sean diferentes que las grandes”. Sí que paguen por el uso de frecuencias, las tasas correspondientes, y demás, pero “que sea un poquito más simple para los pequeñitos, porque cuando el pequeñito alcance una masa crítica va a aportar más impuestos al resto, a la ATT, y demás”, concluyó,
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